jueves, 17 de julio de 2008

pedro pablo castillo


El barrio de Candelaria, al sur de la ciudad de San Salvador, fue el escenario en el que, el 29 de julio de 1780, vino al mundo el más humilde los próceres centroamericanos: Pedro Pablo Castillo.
Cohetero de oficio, en 1805 contrajo nupcias con Francisca Alegría Aquino, con quien procreó cuatro hijos. Residieron por algún tiempo en Cojutepeque y en el barrio capitalino de La Merced, donde el fogoso artesano se involucró de lleno en el movimiento popular del 5 de noviembre de 1811. El fracaso político de esa intentona no disminuyó en él su espíritu independentista.
Electo alcalde segundo de San Salvador, junto con el alcalde primero Juan Manuel Rodríguez potenciaron un nuevo intento insurreccional el 24 de enero de 1814, en el que Castillo fue señalado por las autoridades españolas como "el principal autor de la infame insurrección".
Castillo, al frente de unos 150 patriotas, ocupó la Parroquia de San Francisco (hoy Mercado ExCuartel) y desde allí opuso resistencia militar a las tropas españolas que intentaban sofocar la revuelta. Batido en duelo con el jefe militar español Zaldaña, logró superar la lucha desigual y lo mató. Por esta razón, las autoridades le pusieron precio a su cabeza, una vez que el nuevo intento independentista fue sofocado y sus promotores fueron reducidos a prisión.
Refugiado en la Iglesia Parroquial de San Salvador (ahora Iglesia del Rosario), fue protegido allí por uno de los presbíteros Aguilar, quien lo ayudó a ponerse una de sus sotanas y a montar en su propio caballo.
En la tarde del día 25, la orden de arresto en su contra fue publicada por bando militar en las cuatro esquinas de la Plaza Mayor de San Salvador (ahora Plaza Libertad) y fue despachada por cordillera hacia San Vicente, San Miguel, Suchitoto, Chalatenango, Zacatecoluca, Usulután y Santa Ana.
Enterado de que las autoridades habían establecido una recompensa de 500 pesos por su captura, se trasladó por pocos días a una propiedad que poseía en la jurisdicción de Huizúcar. Mientras tanto, su casa, muebles y demás bienes fueron destruidos o incautados por furiosas turbas proespañolas, las que también lanzaron a la calle a su esposa y vástagos. Poco menos de un año más tarde, Francisca de Castillo murió de fiebre puerperal, tras dar a luz a su quinto descendiente.
La tradición cuenta que el prócer se marchó hasta Omoa, en la costa caribeña de Honduras, se trasladó luego a Belice y después viajó a la isla de Jamaica, en donde adoptó el pseudónimo de Juan Sánchez y murió el 14 de agosto de 1817. Sobre estos últimos hechos biográficos no se cuenta con documentación histórica verificable, pese a las gestiones realizadas en los últimos cincuenta años por el Ateneo de El Salvador y la Academia Salvadoreña de la Historia.
Pedro Pablo Castillo fue padre de León Castillo, quien heredó de él la entrega por las causas populares, por lo que desempeñó importantes trabajos gubernamentales y militares al lado del general Francisco Morazán. Ya de edad avanzada, el hijo del prócer ingresó a la Orden de los Carmelitas y fue gracias a sus esfuerzos que se construyó en la ciudad de Santa Tecla la primera Iglesia de Belén, dedicada originalmente a la Señora del Carmen, construida a partir de 1857 y estrenada el 1 de abril de 1862. En la actualidad, solo existe parte de la puerta principal de dicho templo católico, encerrada al norte del gimnasio del colegio femenino Belén.

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